El Salvador no es solo un nombre,
nuestra oración a la bandera nos
describe perfectamente, es más que un territorio con fronteras, dentro de él
existen millones de familias trabajadoras, niños con entusiasmo, jóvenes con esperanza
de un futuro mejor y con las ganas de trabajar para mejorar, adultos que siguen
esforzándose en sacar adelante esta tierra y ancianos que dieron todo lo que
tuvieron para poder sostener nuestro hogar y que lo único que merecen es que se
les retribuya de igual manera con salud y bienestar.
No es justo que los políticos
usen el sagrado nombre de nuestro país para hacer proselitismo barato, “El
Salvador” no merece ser parte de un slogan creado por una empresa de
publicidad, “El Salvador” no debe ser el arma de políticos populistas para
enamorar a los votos nacionalistas.
“El Salvador” debe ser mencionado
en otras listas, no en las de mayor delincuencia o pobreza, debe ser mencionado
en progreso, inversión, producción, arte
y deporte. Regresar a lo que en antaño fuimos y por qué no mejorar aún más. El
Salvador merece ser respetado por lo que es, un país trabajador, que sonríe a
la vida sin importar las dificultades que se antepongan.
Durante muchos años los
salvadoreños inocentes se han dejado llevar por promesas vacías, buscando
candidatos súper héroes en vez de salvadoreños trabajadores con capacidad como
propuestas.
Nuestro presidente no debe ser un
hombre perfecto, que prometa cosas inalcanzables, tampoco debe ser un populista
que prometa llevarnos al mundial como que si El Salvador no tuviera
prioridades, e incluso no debe ser un hombre con solo buenas intenciones, se
necesita capacidad.
El tiempo ha pasado, El Salvador
ha madurado, sí, a golpes, pero lo ha hecho, sus cicatrices del pasado no le
permite confiar en cualquier persona, y su valor no merece más engaño.
Al leer el periódico nos damos
cuenta que necesitamos más que un show en la Asamblea Legislativa, tampoco queremos
un monólogo radial por semana, estamos cansados de escuchar insultos y
acusaciones, lo ideal es un presidente propositivo que cumpla lo acordado, que
respete el patrimonio salvadoreño y que no se burle descaradamente de la
población; no queremos alcaldes que solo lleguen a sentarse en su silla y
olvidarse de lo que una vez prometieron , se necesitan alcaldes que vean a su
municipio como su propio hogar, y trabaje por mejorar.
Pero hay algo igual de
importante: No necesitamos ciudadanos conformistas, que busquen cosas innecesarias,
necesitamos ciudadanos que exijan lo que merecen, que no aplaudan a un circo de
mentiras, que no ovacionen sin razón, que se esfuercen por buscar la verdad,
que no voten solo porque un hombre lo pide, que ese día frente a la urna,
reflexionen y piensen: ¿qué es lo que realmente necesitamos? Ciudadanos que
no permitan que políticos se burlen en
su cara, ciudadanos que exijan propuestas y soluciones; Ciudadanos que estén
cansados del populismo barato así como yo lo estoy, Como muchos lo estamos.
Eso necesitamos, que los partidos
políticos cedan por un momento el lugar que El Salvador se merece, que permitan
que El Salvador respire, piense y sea libre de tanto bombardeo publicitario
ridículo.
Que el próximo gobierno no vele
por intereses partidarios, que en sus ojos se refleje el azul y blanco que lo
inspira cada día.
Que la sociedad civil tenga voz y
voto en las próximas decisiones.
Todos sabemos cuál es el mejor
camino, busquemos el camino de la democracia, apertura e institucionalidad. No
desperdiciemos la oportunidad de mejorar las cosas.
¡Ya no nos importa quien tuvo la culpa, nos importa quien tenga la solución!
¡Ya no nos importa quien tuvo la culpa, nos importa quien tenga la solución!
¡El Salvador merece más!
Seguir a @MishelleLinares